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Ataque a los Medios de Comunicación


OPINIÓN


Hector Lunar G. 

Ante las constantes amenazas a los medios de comunicación por parte de gobierno nacional, como en el caso de Globovisión, sólo queda preguntarse si estamos ante un gobierno fascista. Son incontables los insultos que ha pronunciado Maduro hacia los medios que han mantenido una línea crítica hacia los desaciertos de una gestión que llevó a los venezolanos a vivir en una situación impensable desde el punto de vista económico y social.

Tal actitud no puede ser tolerada por los venezolanos. La democracia exige, ante todo, un respeto indeclinable hacia los medios de comunicación, que tienen la tarea de informar al país sobre la realidad social y económica, a fin de que los ciudadanos puedan formarse un criterio sobre el país y así actuar democráticamente en procura del respeto de sus derechos y exigir una mejor administración pública. Los medios de comunicación son los primeros en garantizar una audaz auditoría social  de los poderes públicos del país, permitiendo la democratización de la información institucional, tal como lo exige la Constitución. Cuando un gobierno ataca a los medios que no les son afectos, estamos ante un gobierno intolerante y autocrático.

Preocupa mucho que la insensatez de Maduro, en este sentido, termine por llevar a Venezuela a sufrir situaciones lamentables como las que se vivieron con Pérez Jiménez o en otras dictaduras latinoamericanas en las que se suprimieron las libertades políticas y se amordazaron o cerraron muchos medios. Pero más debería preocuparle a Maduro llegar a  tal sacrilegio contra la democracia, pues, los venezolanos ya le han demostrado que no tienen miedo de salir a las calles a expresar su descontento y su deseo de un cambio de rumbo, y, por otro lado, la opinión pública internacional, totalmente contraria al gobierno y siempre atenta a desarrollo de los acontecimientos internos, que exige, a coro, respeto a los derechos políticos en el país.

Por supuesto que un gobierno con tan mala gestión teme a los medios de comunicación. Y hará todo lo posible para ajustarlos a sus intereses, ya que está en juego no sólo la permanencia en el poder, sino, además, el que se descubra multiples casos de corrupción y malversación de los que hasta ahora son sospechosos, entre otros géneros de crímenes, que seguramente llevarán a sus fichas claves a la cárcel aquí o en el extranjero.

Maduro no tiene tiempo de arreglar nada. Las oportunidades no las aprovechó. Deberá ahora pensar en cómo entregar el poder de forma pacífica. No puede seguir sosteniendo que con atacar a los medios solucionará su problema político, pues, en la calle , entre la gente, entre los pobres y los que  han perdido calidad de vida, esta la verdadera realidad que no se puede esconder y que no necesita de grandes antenas ni papel.